Autónomos en los que se fija Hacienda

La Inspección de Hacienda tiene puesto el foco en una parte concreta del colectivo de autónomos, unos profesionales vigilados por su excesivo uso de efectivo. Este Gobierno ha tomado la lucha contra el fraude como uno de sus caballos de batalla y, en esta ocasión, el problema está en los trabajadores por cuenta propia.

Este colectivo se ha convertido en un ecosistema idóneo para que proliferen los casos de economía sumergida. No obstante, dentro de esta parte del tejido empresarial se encuentra un grupo de autónomos que tienen más posibilidades de que la Inspección se acuerde de ellos.

En concreto, se trata de los “moduleros”. Los trabajadores por cuenta propia que tributan a través del sistema de estimación objetiva o sistema de módulos, de ahí su nombre.

Estos profesionales no están obligados a presentar unas cuentas detalladas de su negocio. Es decir, que no tienen por qué llevar una contabilidad porque es demasiado complicado detallar todas las ventas que realizan a lo largo del día, ya que se realizan muchos pagos en efectivo y de un valor muy pequeño.
Este es el caso de los bares o de los restaurantes, aunque también se incluyen negocios como las fruterías. Por este motivo, tienen que declarar sus ingresos en base a unos módulos que expresan unas cantidades estimadas.

Precisamente, por ello, la Inspección tiene el ojo puesto en esta parte del colectivo, ya que son los profesionales que más posibilidades tienen de ocultar un pago.

¿Cómo puede saber Hacienda quién no declara ingresos?

Como se suele decir, Hacienda tiene muchas formas de saber si un negocio está ocultando ingresos.
Una de las formas más básicas de saber si se enfrentan a un caso de economía sumergida es la comparación. Los inspectores son conscientes de las cantidades aproximadas que debería ingresar cada negocio. Para ello, tan solo tienen que atender en los hábitos de gasto de la zona en la que está ubicada la empresa y los ingresos que generan los competidores de esa ubicación.

Es decir, si los bares de un barrio concreto generan entre 500 y 1.000 euros al día, es bastante raro que otro bar ubicado en la misma zona solo ingrese 100 euros diarios. Lo más seguro es que un inspector de Hacienda se acerque al negocio y pregunte por los motivos que han provocado que el nivel de facturación caiga de esa manera.

 

 

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Vía El economista